ESCUCHA EMPATICA
Es aquella escucha por la cual
captamos el mensaje de nuestro interlocutor sin prejuicios, poniéndonos en su
papel, apoyándole y aprendiendo de su experiencia. Oímos con la intención de
comprender sus sentimientos. Apreciamos su punto de vista.
10 consejos para escuchar de forma empática
No distraerse: la curva de la
atención se inicia siempre en un punto muy alto, para descender y volver a
subir hacia el final del mensaje. Hay que intentar mantener una atención
regular para que nuestra atención no decaiga.
No juzgar al otro: cuando respondemos
al otro con un juicio tras su mensaje, la comunicación se suele cerrar. De esta
forma disminuyen las probabilidades de que nos vuelva a contar algo con total
sinceridad.
No infravalorar: no debemos
minusvalorar las emociones del otro (“no te preocupes que eso no es nada”), lo
cual puede generar un rechazo.
No contraargumentar: no es una
competición entre ambos, debemos dejarle expresarse. Si él se siente triste y
nos lo está contando, no debemos responderle “yo yo también” o “pues yo más”.
No hay que darle la razón en todo: el
darle la razón en todo puede conducir a que considere que tenemos poca
credibilidad y que se planteé volver a sincerarse con nosotros.
No hay que interrumpir: con ello
desviamos su atención. Solo debemos interrumpir con frases o preguntas cortas
cuando precisamos que nos aclare algo o nos dé más información. La atención
siempre debe ser del que habla.
No dar soluciones prematuras: en
ocasiones las personas no quieren que les des la solución, solamente quieren a
alguien que les escuche. Y escucharles ya les proporciona una buena ayuda. Si
quieren más ayuda es muy probable que la pidan explícitamente.
No contar nuestra historia: cuando el
otro necesita hablarnos, quiere que le escuchemos, no que le contemos nuestras
cosas.
Hay que evitar el síndrome del
experto: no tenemos que dar respuestas a los problemas de la otra persona,
incluso antes de que nos los haya contado.
Hay que desconectarse de nuestra
problemática: ser simpático significa centrar nuestra atención en el otro,
dejarnos llevar por sus palabras y sentimientos, apagando nuestra habla
interna, y enfocando nuestros sentidos en el que tenemos en frente.
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